Los problemas principales de los pueblos indígenas a 200 años de nuestra independencia

Los problemas principales de los pueblos indígenas a 200 años de nuestra independencia

Cinco son los ejes en los que se pueden resumir los problemas principales de los pueblos indígenas a 200 años de nuestra independencia.

El primero de ellos es el eje político. En este eje la demanda de los pueblos indígenas se concentra específicamente en la “cuota indígena” para la participación pública en los tres niveles del Estado. No tenemos congresistas indígenas y tampoco funcionarios en los diferentes ministerios del Poder Ejecutivo y menos en el aparato judicial. ¿No debería haber alguna norma para que la diversidad étnica de nuestro país se refleje también en el aparato público del más alto nivel.?

El segundo eje es el derecho de los pueblos indígenas de poder participar en la repartición de la riqueza provenientes de los recursos naturales.

Como se sabe, hasta el momento, los pueblos originarios no tienen presencia en los grandes proyectos de desarrollo. Esto es así debido a tres razones fundamentales:

1) debido al esquema jurídico que impide la participación en los proyectos de desarrollo petrolero, gasífero o minero,

2) debido a la inexistencia de un esquema justo de repartición económica de los beneficios,

y 3) debido a la escasa mano de obra calificada, tanto técnica como humano-académica.

El tercer eje es el territorial y ambiental. Al respecto, tenemos unas 310 comunidades aún por reconocer por parte del Estado; cerca de 594 que son reconocidas pero que faltan aún por titular y unas 262 tituladas pero que faltan ser ampliadas. Estas cifras suman en promedio unas 1,166 comunidades nativas que viven con la inseguridad respecto al suelo que tradicionalmente han habitado.

Una forma de darle valor a los espacios que ocupan dichas comunidades es a través de la promoción de los bionegocios. La Amazonía en ese sentido es una gran potencia. La puesta en valor, sin embargo, debe tener cuidado con hacer ver a los indígenas como los “cuidadores del medio ambiente”. Ellos son los impulsores de una conservación productiva de los bosques, lo cual quiere decir que necesitan también de la economía.

El cuarto eje es el cultural. Los temas que más resaltan en este rubro son la educación bilingüe intercultural y la salud intercultural.

El impacto de la sociedad citadina está generando cambios sociales al interior de las comunidades. Una de las consecuencias inmediatas es la pérdida de la lengua e incluso la propia identidad. Es por ello por lo que la educación promovida desde el Estado debe tener como columna vertebral el fortalecimiento del “quién soy yo”. Para ello hay que crear más unidades de gestión educativa locales, donde los protagonistas deben ser los profesores indígenas.

Sobre la salud intercultural, no existe en el sistema nacional un enfoque que contemple el involucramiento de los agentes de salud comunitarios, que generalmente son locales. Esto ha hecho que ante la coyuntura del coronavirus los pueblos indígenas sufran no solo la escasez de medicinas sino sobre todo la escasez de cuadros médicos acordes a la realidad de la selva.

Respecto al eje social se debe hacer un plan de cierre de brechas para los 48 pueblos originarios identificados por el Ministerio de Cultura.

Contamos con un precedente en el Departamento de Loreto sobre este asunto. El 2020 el Poder Ejecutivo creó el Plan de Cierre de Brechas del ámbito petrolero, con un fondo de 6,200 millones de soles. Dicho fondo, según el decreto, servirá para cerrar brechas en infraestructura, desarrollo económico, fortalecimiento de la identidad, seguridad alimentaria, entre otros temas, en 25 distritos de producción petrolera de Loreto, donde el 80% es población indígena y ribereña.

Este antecedente debe servir para crear un plan de cierre de brechas nacional y hacer justicia a uno de los sectores más golpeados y abandonados del país.

En definitiva, los principales problemas de los pueblos indígenas a 200 años de nuestra independencia son amplias y complejas. Requieren de un tomador de decisiones que esté a la altura de las circunstancias. El próximo presidente de la República tiene una ardua tarea para que al final del túnel en la que nos encontramos podamos construir puentes de oportunidades para todos.