Emprendedores indígenas de los campos a la formación ejecutiva

Emprendedores indígenas de los campos a la formación ejecutiva

Muchos jóvenes indígenas de América Latina han comenzado a dejar sus comunidades para asistir a las escuelas de negocios y formarse en negocios y administración de empresas.

Cuando a los pueblos indígenas de América Latina se les consideraba aptos sólo para la agricultura, ganadería y otras actividades relacionadas con el campo, nadie pensaba que podían administrar una institución financiera. Menos aun cuando las empresas tradicionales los calificaba, al igual que a los sectores urbano- marginales, como sujetos de crédito de alto riesgo, poco confiables y no rentables.

Pero la confianza en ellos mismos, el espíritu emprendedor y el entusiasmo por innovar, ha llevado a estas comunidades a querer salir de la situación social que les caracterizaba.

Sin abandonar su cultura, sus costumbres y su idiosincrasia muchos jóvenes latinoamericanos de procedencia indígena, se han ido incorporando a las salas de clases de distintas escuelas de negocios, para formarse en materias aplicables a los recursos de su entorno.

Cada vez son más las personas que abandonan los campos para emprender el camino de la formación ejecutiva, con el objetivo de crecer profesional y personalmente.

Conscientes de esta situación, las universidades y escuelas de negocios de Latinoamérica han comenzado a ofrecer programas de ayudas especiales para alumnos indígenas. En ese sentido, la directora de Relaciones Exteriores de Incae Business School, Marlene de Estrella, explica que «en Incae buscamos continuamente a estos talentos. Son estudiantes luchadores, esforzados y con una visión social importante. Hemos notado un salto cualitativo en las comunidades cuando cuentan con líderes mejor capacitados».

Un claro ejemplo de estos emprendedores es Luis Chango, egresado de la institución costarricense, que fundó una cooperativa junto a un grupo de ocho jóvenes indígenas llamada Mushuc Runa, que significa «hombre nuevo», y de la cual Chango es gerente.

Además de hombre nuevo, para los indígenas del Tungurahua-Ecuador significa también demostrar que grupos excluidos pueden participar en la creación de riqueza. El equipo inició su proyecto con US$12, un escritorio, seis sillas y una máquina de escribir prestada, y con el paso de los años se convirtió en lo que es ahora: una cooperativa que cuenta con 75.000 socios y US$37 millones en activos.

«Con 38 jóvenes indígenas y campesinos de Pilahuín, Chibuleo y Quisapincha en la Provincia de Tungurahua creamos la empresa y para el 17 de diciembre de 1997 habíamos logrado el reconocimiento oficial del Ministerio de Bienestar Social», comenta el gerente de Mushuc Runa.

Poco a poco, con el respaldo y la confianza de los nuevos socios en un período de 10 años, se ha logrado convertir a Mushuc Runa en un referente del cooperativismo a nivel nacional e internacional. Hoy, está presente en las ciudades de Ambato, Pelileo, Píllaro en Tungurahua, Riobamba en Chimborazo, Latacunga en Cotopaxi, Machachi en Pichincha, Guaranda en Bolívar y Puyo en Pastaza. «El compromiso de Mushuc Runa es mejorar la calidad de vida de sus socios», asegura Chango.

Éste representa un ejemplo de la inquietud por emprender de pueblos que, a priori, tienen más dificultades que el resto de las comunidades. Sin embargo, cada vez son más los ejemplos de empresarios de origen indígena que explotan sus recursos en beneficio de la comunidad a la que pertenecen aplicando los conocimientos adquiridos en las aulas.

Marlene de Estrella comenta que, actualmente, la institución ofrece a estos grupos las llamadas «Becas líderes», que cubren el 70% de los costos académicos. Este beneficio incluye además el auspicio del sector privado para cubrir la totalidad de los costos y así brindarles a los alumnos la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos. No obstante, la funcionaria lamenta que no se cuente «con fondos internacionales que de forma permanente garanticen a estos sectores su capacitación en instituciones académicas de primer nivel».

Incae cuenta, hoy por hoy, con estudiantes nativos tanto en el Programa de Alta Gerencia como en el programa de Maestría.

Respecto de la ayuda financiera que pueden recibir, existen otras entidades independientes dispuestas a otorgar becas a estos estudiantes que quieran cursar maestrías o doctorados, entre ellas, la Fundación Ford, en México, y la Fundación Carolina, de España. Fundación Ford, por ejemplo, ofrece ayudas para estudios de desarrollo y relaciones laborales, comunicación, derechos humanos, desarrollo comunitario y economía, que aportan a los interesados los conocimientos necesarios para emprender nuevos retos profesionales.

La situación de los países andinos. En Perú, la población indígena de origen andino llega aproximadamente al 35% y se ubica en su mayoría, en la zona de la sierra. Esta realidad multicultural ha hecho que las universidades del país también incorporen programas dirigidos a estas comunidades.

«Perú es un país donde existe una demanda de estos grupos indígenas por capacitación en programas ejecutivos de administración, pero lamentablemente ésta sólo es posible de alcanzar en el idioma español», dice Oswaldo Morales, profesor de Universidad Esan.

En ese sentido, el académico afirma que existe un profundo debate sobre la conveniencia de desarrollar programas educativos en el idioma materno de estos grupos. «Podemos destacar entre estas lenguas el quechua y el aymara en la Sierra y el aguaruna en la región de la selva», dice.

A juicio del académico, «el gobierno conjuntamente con el apoyo de entidades internacionales podría desarrollar programas de capacitación ejecutiva, pero consideramos que igual o más importante que desarrollarlos en el idioma materno, es entender los valores y formas de pensar que subyacen detrás de los indígenas».

No obstante, Morales aclara que no se debe olvidar que la capacitación contemporánea ejecutiva viene orientada desde occidente y detrás de ella, toda una lógica del capitalismo y del manejo de elementos económicos que no necesariamente son compartidos por estos grupos. «Entonces si no entendemos y hacemos un análisis cuidadoso de estas culturas no podremos desarrollar un instrumento eficaz para que ellos puedan desenvolverse en esta nueva economía global», dice.

En cuanto a su experiencia en las salas de clases, el profesor peruano explica que «he visto personalmente en mis cursos dictados en ciudades de provincias del país como Puno, en el que existe una amplia población de origen quechua y también una alta población aymara, situación que a veces origina conflictos entre ambas».

Lo cierto es que, pese a las dificultades que se les presentan, la voluntad y el espíritu emprendedor representan los valores primordiales para estos estudiantes que buscan encaminar su futuro hacia la administración de los negocios. Al igual que Luis Chango, empresarios como Moisés Yánez, ecuatoriano indígena egresado del IDE Business School, han demostrado que con empeño y espíritu de superación se puede llegar lejos. Yánez es hoy dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica), enfocado actualmente en el turismo de los pueblos amazónicos.

Nota: artículo publicado por Cristina Vílchez en mba.americaeconomia.com (02/04/2010